Que la muerte te pille vivo

Todos somos capaces de entender la muerte como un proceso de la vida. Somos muy conscientes que nuestra existencia es un “trámite” y que un día u otro las personas pasamos a otro plano. Y solo el mero hecho de pensar sobre ello, hace que debamos disfrutar la vida con todas nuestras fuerzas, cada hora y cada minuto hasta el último segundo.

En la sociedad actual el tema de la muerte se ha considerado un tema tabú que pocas personas se atreven a abordar y considero que deberíamos normalizar, sin excesivos dramas o aspavientos. Para la mayoría de personas, es muy común en todos los seres vivos, el mayor temor no es propiamente a la muerte, sino a la enfermedad o al dolor (aunque sea el dolor a la pérdida de un ser querido). Debemos de intentar cambiar ese paradigma, no es cuestión de temer la muerte, sino de disfrutar de la vida.

Ese pensamiento nos lleva a la conclusión que nuestro tiempo en este plano vital, no es infinito,  de nosotros depende en que queremos utilizarlo o malgastarlo. En intentar diferenciar lo que nos importa con lo que es realmente importante.

En una ocasión cuando estaba empezando en la profesión un anciano que yo considero muy sabio me dijo: “Nunca te quedes con el si yo hubiera…Vive cada día como si no existiera un mañana.” Que no llegue nuestro momento lamentando lo que no hemos hecho y si disfrutar de todo lo que hemos vivido.

Recuerda haz lo que deseas y no lo que los demás esperan de ti.

Existe un ejercicio en terapia muy interesante que te aconsejo realizar.
Se llama “El funeral” y que nos dará que pensar.
Cierra por un momento los ojos e imagina que estás asistiendo a un funeral en una iglesia muy bonita, mientras avanzas por el pasillo central te impregna el olor a flores, la música del órgano, reconoces en los asistentes a familiares y amigos. Cuando llegas al ataúd y contemplas el interior te descubres que eres tú el fallecido. Es tu funeral. Te sientas en primera fila y escuchas como cuatro personas (un familiar, un amigo, un compañero de trabajo, incluso alguien de tu entorno) van a decir unas palabras en tu nombre.
Ahora escucha con detalle sus palabras:
¿Qué te gustaría que cada uno de esas personas dijera de ti y tu vida?
¿Qué tipo de persona, de padre (o madre), de hermano te gustaría que reflejarán?
¿Qué clase de amigo? ¿Qué carácter te hubiera gustado que hubieran visto en ti?
¿Cómo te gustaría haber influido en sus vidas? ¿Cómo te gustaría que te recordasen?
¿Estás contento con la vida que llevaste hasta el día de hoy?
¿Qué puedes hacer en tu día a día para vivir de forma plena los próximos años?
Cuando alguien fallece, seguirá vivo en nuestro recuerdo.

¿Qué recuerdos os gustaría dejar en los demás?

Esas “palabras” que queremos que digan de nosotros se construyen día a día.
Así que deja de mirar la pantalla, sal a la calle y vive la vida que deseas vivir.

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