Acompañamiento en el duelo

En numerosas ocasiones tenemos próximo un amigo o familiar que está pasando por un proceso traumático y de gran sufrimiento; y en esos momentos deseamos estar “presentes” pero no sabemos muy bien como. En algunos casos se necesita una cercanía física y sin embargo en otros otros se prefiere la soledad para poder pasar ese proceso de duelo.

El duelo como cualquier otro dolor del ser humano es una experiencia subjetiva, y no me refiero solo la muerte como ausencia de un ser querido, también puede ser de un trabajo, un lugar, incluso un estilo de vida.

Para poder acompañar debemos tener en cuenta las principales fases o procesos por los que pasará nuestro acompañado y que básicamente son tres: La aceptación de la realidad de la pérdida, reconocer el dolor de la ausencia y ajustar la nueva realidad y continuar adelante con la vida.

Como acompañantes la herramienta que nos marcará siempre nuestra actuación es la “empatía” y la observación de la comunicación no verbal. No debemos fijarnos en lo que nos dice con sus palabras, sino en lo que nos transmite con sus acciones. La fase de la aceptación siempre es algo interno y personal, mi recomendación personal cada vez que estemos junto a una persona con un proceso de suelo es transmitirle tres pilares básicos: Te escucho, te entiendo y te bendigo.

Es muy importante saber que cuando una persona pasa por un duelo, el resultado será un ser humano diferente, debemos aprovechar ese enriquecimiento para que el resultante sea alguien emocionalmente mejor.

Mirar de frente al dolor de cada perdida, nos ayuda a evitar sufrimiento innecesario y nos ayuda a crecer, madurar y aceptar que en las vivencias también existe posibilidad de crecimiento personal. Si algo hemos aprendido de nuestros ancestros es que en todas las culturas anteriores hay un respeto y veneración en los rituales de despedida a nuestros seres queridos.

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