¿Para qué sirve un ritual de duelo?
Tradicionalmente, los rituales de duelo ayudaban a las personas a realizar el duelo, proporcionándoles una estructura socialmente aceptada en la cual podían y debían dirigir temporalmente toda su atención hacia el difunto, declarando así la muerte de éste y aceptando sus consecuencias.
¿Qué es un ritual de despedida?
Cuando no existen los rituales de duelo tradicionales o éstos son inadecuados, los rituales terapéuticos de «despedida» proporcionan a la persona una oportunidad para resolver su duelo. Se emplean tanto en el síndrome de duelo conflictivo (la persona emplea el duelo como excusa para no vivir la vida que le corresponde), como en el síndrome de duelo inesperado (la persona fallece de forma imprevista por algún accidente, desastre natural, etc.)
el ejemplo de una niña de dos años y medio a quien sus padres no le habían explicado que su hermano había nacido con serias dificultades, y que había muerto seis meses más tarde. Sin embargo, su hija parecía reaccionar a esto dejando de comer. Los terapeutas dieron instrucciones a sus padres para que le hablaran de su hermano y de la muerte de éste y, juntos, enterraran en el jardín alguna de sus ropas y plantaran un árbol en la sepultura. Este ritual terapéutico fue una experiencia conmovedora, no solo para la niña sino también para los padres, dando como resultado la desaparición inmediata de los síntomas.
Las terapias de duelo en adultos
Pensando que este método podía emplearse también en adultos, se comenzó a aplicar de forma sistemática rituales en las terapias de duelo en una unidad de psiquiatría comunitaria; generalmente en personas con demandas psiquiátricas relacionadas con un duelo crónico no resuelto. Dicha técnica de duelo se concibe como una forma de despedida. Este tipo de rituales se formalizan en actos simbólicos a través de los cuales puede despedirse de la persona desaparecida.
Fase preparatoria de despedida
En esta fase, expone su pérdida de forma poco estructurada. El profesional le explica cómo la realización de un ritual de despedida podría ayudarle a resolver su duelo. No solo puede desencadenar emociones intensas hacia el difunto, sino que la persona puede debatirse entre la esperanza y el desánimo. La familia, a la que se ha pedido apoyo y colaboración, debe ser informada de estas cuestiones. Durante esta fase, se puede estimular a los miembros de la familia a que hablen entre sí sobre la pérdida.
Fase de reorganización de la despedida
Durante esta fase se lleva a cabo la mayor parte del trabajo sobre el duelo y otras experiencias traumáticas. Normalmente, el proceso alcanza su punto más bajo en lo que al estado mental del cliente se refiere. Este experimenta un estado de profunda desesperación y depresión cuando se da cuenta de que el significado de su existencia no puede continuar proviniendo del difunto y que tendrá que desligarse de los vínculos que lo mantiene unido, o al menos conceder a la persona muerta un lugar menos central en su vida.
La persona puede crear dibujos, pinturas, esculturas, poemas o historias que sirvan como símbolos clave, o encontrarlos en la naturaleza (trozo de madera, conchas, frutas, etc.), pudiendo trabajarlos o alterarlos para incrementar su semejanza o conexión con el muerto. La búsqueda de actos y objetos simbólicos no es una cuestión de ingenuidad, sino una forma de descubrir aquello que siente que es apropiado y significativo.
De hecho, “La carta continua de despedida” es la forma más común de crear un símbolo de la relación con el difunto. Si la despedida abarca más de una persona escribe, para cada persona, una carta continua distinta en un cuaderno diferente. Después de escribir durante un rato a una de ellas, con frecuencia descubre que todavía tiene algo que decir a la otra. El reciente duelo ha reactivado el duelo de una pérdida anterior. De este modo, se pueden realizar simultáneamente los diferentes procesos de duelo.
Las señales de que el proceso está finalizando son: una menor preocupación por el pasado, sueños que implican despedirse del difunto, y un mayor interés por las personas y cosas del presente. En esta etapa, se prepara una ceremonia para despedirse de la carta(s).
Fase de finalización de la despedida
Esta fase abarca una ceremonia de despedida, un rito de purificación y un rito de reunión. Se despide solemnemente de los símbolos creados y recogidos mediante una ceremonia de despedida, que con frecuencia adopta la forma de funeral, o bien se queman primero los objetos y se entierran después. A veces, es una ocasión apropiada para limpiar y sacar de los armarios las ropas y otras pertenencias del difunto. Ciertos objetos se pueden regalar y, de esta forma, reducir o perder contacto con estos símbolos. La finalidad es disminuir la preparación por el muerto y con frecuencia se evidencia que la cumplimentación del ritual «pone algo en su sitio» con respecto a la persona(s) de quien(es) se está despidiendo. En ocasiones es necesario «poner en su sitio» cosas distintas con diferentes miembros de la familia. Esto puede hacerse mejor si la ceremonia de despedida se realiza para cada persona por separado. También es importante conservar ciertos símbolos clave, para relacionarse con ellos de forma diferente. Por ejemplo, una viuda puede trasladar la fotografía de su marido del dormitorio al salón.