Ritos funerarios ancestrales. Las primeras huellas funerarias de nuestros antepasados.

Ritos funerarios ancestrales. Las primeras huellas funerarias de nuestros antepasados.

Desde que tenemos constancia del ser humano toma consciencia de su propia existencia tiende a elaborar de una forma meditada la forma de despedir y homenajear a sus seres queridos. En un principio por unas creencias religiosas y en en segundo orden para memoria de los muertos.

De las primeras lecciones que tuvo que aprender los primeros seres humanos en el significado e interpretación de la muerte como parte de la vida, de hecho se ha considerado esta como una prolongación de la propia vida.
Por ello se ataviaban a los difuntos con sus mejores ropas, herramientas y adornos que consideraban le podrían ser útiles en su etapa posterior a la muerte. Si lo pensamos incluso hoy en la actualidad se suele preparar al difunto con sus mejores trajes, como una reminiscencia de los primitivos enterramientos.

Hoy en día aunque tenemos varias teorías nadie tiene una respuesta clara a la posición fetal con la que se solía enterrar en la prehistoria, la más aceptada es para imitar un largo sueño.

Que algún tipo de culto o trato ritual a los muertos fuera ya una realidad en la prehistoria espiritual de nuestros antepasados remotos es un hecho constatado por el hallazgo y estudio de los cadáveres primitivos depositados en las fosas, tendidos o muchas veces en posición fetal, y según rituales tan diversos y tan diversamente emocionales como lo puedan ser hoy en día en las dispares culturas que subyacen a la especie humana común.

Lo común en la mayoría de yacimientos encontrados en un orden ritual, por ejemplo el de Sungir en Bielorrusia donde bajo una losa fueron hallados el craneo de una mujer junto al de un varón con numerosos brazaletes y un collar de dientes de zorro; enterrados bajo una capa de brasas.

En la necrópolis de Bugenbakken, en Dinamarca, fechada en el 5300 antes de nuestra era, se encontró una doble tumba que contenía el cadáver de una mujer muy joven y, a su lado, el de un recién nacido varón que reposaba sobre un ala de cisne.

Los primeros cementerios ya aparecen en el Neolítico, ocho mil años antes de nuestra era. Durante esa etapa ya encontramos sepulturas colectivas fuera de los poblados.

En la zona de mesopotamia se han encontrado enterramientos en grandes vasijas como las utilizadas para el aceite o grano, mientras que por europa central se enterraban de forma individual y rodeados de túmulos de grandes piedras.
 
Estas y muchas otras inquietudes aparentemente funerarias culminaron con la construcción de grandes moles pétreas, llamadas megalitos cuyo origen y significado todavía no son plenamente conocidos, pero que, en cualquier caso, constituyen los primeros monumentos funerarios que fueron construidos por la mano del hombre y que han llegado más o menos intactos hasta nuestros días.

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